¿Que hacemos en esta vida?


Hemos decidido venir a la vida para experimentar en nuestro cuerpo todo aquello que el Universo, Dios, el Espíritu, o como queramos referirnos a ello, no puede experimentar desde su inmensidad. Elegimos este maravilloso lugar por su belleza, sus recursos, sus grandes posibilidades y estamos aquí para vivir experiencias. Habitamos un cuerpo que siente, escucha, huele, ama y muchas cosas más. Las experiencias que vivimos no son ni buenas ni malas, son sólo eso experiencias vividas a través de nuestros sentidos, emociones, pensamientos y sentimientos que sólo siendo humanos podemos experimentar, y cada día elegimos muchas, muchas veces que queremos experimentar: el siguiente paso cuando vamos caminando, la comida, los amigos, las cosas que queremos hacer, los sueños que queremos cumplir, todo son opciones y por tanto decisiones que vamos tomando.

Desde pequeños hemos aprendido que todo tiene un adjetivo adherido al nombre con el cual vamos calificándolo todo: bueno-malo, correcto-incorrecto, difícil-fácil, etc., y es a partir de esta calificación como vamos archivando cada una de nuestras experiencias hasta la más pequeña. Estas calificaciones tienen relación directa con lo que hemos aprendido durante nuestro periodo de domesticación familiar, escolar y social; y con el tiempo empezamos a creer que todo lo aprendido es verdad y esa verdad se convierte en el punto de partida para juzgar nuestras experiencias.

Cada ser humano es distinto de los demás, tiene una visión única y personal surgida de su naturaleza, experiencias, herencias, creencias e identidades. Cada uno vamos construyendo un catálogo de creencias personales, soy bajito, soy gordo, soy buen estudiante, soy tonto, soy creativos, soy, soy, soy.... y nos vamos llenando de calificaciones que dan lugar a una “identidad”. El problemas es que confundimos el “creo” con el “soy” y con ello reducimos nuestro universo personal a definiciones y juicios y dejamos de ser lo que realmente somos, seres infinitos metidos en un cuerpo para experimentar la vida en la Tierra. Y en este trayecto nuestra vida se va convirtiendo en un largo camino de sufrimientos, de enojos, y de creencias sobre lo dolorosa que tiene que ser vivir, sobre los terribles esfuerzos que significa conseguir cualquier cosa; que por cierto, cuando la conseguimos, resulta que se transforma en un problema y emprendemos el camino para conseguir otra, “que esta vez si será la buena”.

Vivimos pensando que debe haber una razón para estar aquí más allá de lo que he descrito antes, pero ese es un pensamiento que casi queda desdibujado ante lo “amenazante” de la vida cotidiana, la sobrevivencia, el trabajo, la familia, la sociedad, el país y el mundo. Nos quedamos en ese lugar donde todo parece obviamente duro y difícil, cuando no triste y desesperante con algunos momentos, pocos, de felicidad o atisbos de ella.

Todo esto no es más que una forma de ver la vida, es verdad que la mayoría está o hemos estado adheridos a ella pero no es la única, hay otras formas de experimentar la vida que requieren de consciencia y que nos encaminan a vivir más tranquilos, felices y amorosos.

Y aquí hemos llegado al punto de partida de lo que significa vivir una vida consciente o con consciencia.

A los que nacimos y vivimos en la cultura occidental nos han enseñado que lo más importante es ser listo, inteligente, sabiondo y que eso sólo se consigue pensando y si piensas todo el tiempo mucho mejor. El problema es que la mente, esa a la que consideramos la directora de nuestras vidas, la que realmente sabe o puede dilucidarlo todo es una parte de nosotros pero no es nosotros. Nosotros somos los que sabemos que la mente piensa, que el corazón palpita, que los pulmones inhalan y exhalan, somos ese que está detrás de este cuerpo, somos nuestro ser infinito que decidió venir a la Tierra a experimentar.

Cuando tenemos un problema nos ponemos a pensar en cómo resolverlo, especulamos sobre las posibilidades de hacerlo de una u otra forma, creamos escenarios, sufrimos con ellos, nos movemos alrededor de las posibles consecuencias si no lo resolvemos, etc.., etc..., etc... Esto es lo que hemos aprendido porque si no le dedicamos tiempo a pensar, a estar muy preocupados y a darle vueltas probablemente sea por que somos unos irresponsables, que nos tomamos todo a la ligera y no nos preocupamos lo suficiente para que el problema se resuelva. En realidad cuando esto ocurre lo que estamos haciendo es frenar la solución de ese problema.


No hay comentarios:

Publicar un comentario