Mi historia


Hace casi 14 años empecé una nueva vida, un camino que nació de una experiencia personal muy triste y dolorosa que me llevó a una profunda depresión y hundida en la desesperanza no sabía hacia donde ir, ni que hacer. Estuve un año haciendo terapia y no sentía mejoría, no sentía que la vida tuviera sentido y no entendía por qué tanto dolor. Un día me encontré de lleno conmigo en un taller de duelo que organizaron musicoterapeutas, toqué fondo y decidí que tenía que salir del infierno. Empecé una nueva terapia con el mismo musicoterapeuta que había dado el taller y poco a poco fui saliendo hasta que me decidí a estudiar la técnica que tanto me había ayudado y me hice facilitadora de psicoterapia humanista y pensé que mi camino tenía que seguir y debía dedicarme a trabajar con aquellos que estaban, como estuve yo en sus propios infiernos.

Al poco tiempo cambié de país, volví al país de donde había tenido que huir mi padre en su niñez, pensando que volvía a la tierra prometida. Me enfrenté a tener que abandonar mi carrera y decidí estudiar masaje y luego la técnica de manejo de energía llamada Reiki. Empecé a atender a otras personas, a dar masajes y transmitir energía pero la experiencia del cambio, de tener que realizar trabajos que nunca había hecho en mi vida, la soledad de familia, amigos y el exceso de trabajo me llevaron a pensar un día que no podía más y le pedí al Universo que me detuviera porque yo no sabía como parar. A los pocos días estaba en un hospital con una enfermedad llamada mielitis transversa que prácticamente me paralizó el sesenta por cierto del cuerpo y me dejó sin sensibilidad desde debajo del pecho hasta los pies.

Ingresé al hospital pensando que realmente lo que tenía era algo que había pedido y así como había llegado también podría decidir que se fuera. Prácticamente todo el tiempo que estuve ingresada utilicé el Reiki para aliviar mi cuerpo y mi alma, los médicos no sabían que había pasado, no hubo explicación médica para justificar el origen de lo que padecía. Tuve un periodo largo de rehabilitación, de visitas diarias al hospital y conocí a muchas personas, cada una con sus propias historias y enfermedades. Las escuché, las acompañé y pasé los siguientes tres años recuperándome y haciendo el viaje interior más hermoso que haya hecho nunca. Comenzaron las preguntas sobre mi misma, sobre la consciencia, sobre como todo lo que vivimos surge de un poder interior, sobre como somos los responsables de crear nuestra propia vida.

Sólo ese pensamiento en el que pedí que me detuvieran y su materialización me llevaron a hacer todas estas reflexiones y muchísimas más tratando de encontrar respuestas. Mientras tanto mi cuerpo iba mejorando inexplicablemente muy rápido y yo iba descubriendo el poder de mis pensamientos, palabras, deseos y creencias.

Seguí estudiando, aprendí diferentes técnicas de terapias alternativas, la polaridad me ayudó a recuperar parte de la sensación de los pies y empecé a sentir que tocaba tierra, me encontré con la Sanación Reconectiva de Eric Perl y comencé a utilizarla, con Access Conciousness de Gary Douglas y con otras herramientas que forman hoy parte de la que soy y que me llevan cada día a sentirme más libre, más feliz y con más paz, y a compartir todo esto con todos aquellos que estén dispuestos a cambiar su vida y a buscar un camino diferente en su salud física, emocional y espiritual.

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